La depresión postvacacional, también conocida como síndrome postvacacional, es un concepto que hace referencia a los síntomas que experimenta una persona cuando se acerca a la rutina laboral de nuevo.
No es un trastorno como tal ni un problema de salud mental grave, ya que, por lo general, suele desaparecer cuando la propia persona se vuelve a acostumbrar al día a día en su hogar y trabajo.
No obstante, es cierto que si se mantiene en el tiempo, puede llegar a provocar dificultades en el estado de ánimo.
Las vacaciones son consideradas como un espacio temporal que asociamos con emociones positivas, descanso, relajación corporal y mental, acercamiento con la familia y amigos, revivir experiencias positivas y/o conocer otras nuevas, y disfrutar de un merecido tiempo para nosotros, por lo que es un período que cogemos con deseo, y sin embargo dejamos atrás con nostalgia o tristeza, sobretodo si la realidad laboral que vivimos no es de nuestro agrado, de hecho, éste es uno de los rasgos más característicos de la gente que puede llegar a sufrir síndrome postvacacional.
Con él surgen emociones como la melancolía, ansiedad relacionada con el final de las vacaciones, y lo que esto conlleva, como puede ser la rumiación, mal humor, o apatía y tristeza, e incluso sentimientos de culpa por no haber aprovechado bien ese tiempo libre, o en su defecto, no haber organizado bien la vuelta.
Además de la parte psicológica, se añaden alteraciones fisiológicas como pueden ser la dificultad para dormir o llegar a tiempo a los sitios, y baja energía para realizar todas las tareas, entre otras.
Muy pocas veces es necesario tratar este síndrome en consulta porque desaparece a las semanas de volver a la rutina, ya que, tanto nuestro cuerpo como nuestra mente se han aclimatado a la situación.
Unas buenas herramientas para combatir las emociones que puede generar el síndrome postvacacional son fundamentales para abordar lo que nos presenta éste cuando aparece.
Consejos para abordar la depresión postvacacional
Aquí os dejo seis tips que os pueden ser útiles en el abordaje de la vuelta al trabajo.
- Vuelve a casa unos días antes de que finalicen las vacaciones. No hacerlo implica un impacto mayor a nivel emocional debido a que el cambio de realidad es mucho más brusco en una franja temporal breve.
- Lleva a cabo un planning de como quieres que sea la vuelta, y como la quieres abordar. El enfoque es sin duda una parte fundamental en cuanto a la percepción de la realidad. Si organizas de forma estratégica y lo más concisa posible lo que tienes que hacer y pones orden de prioridad, las metas son mucho más llevaderas.
- Empieza a mantener horarios regulares, tanto en las horas de sueño, como de comidas y quehaceres. Esto ayudará a cumplir tu esquema mental y facilitará que recibas la vuelta a la rutina con menor brusquedad. Es importante ponerse objetivos alcanzables y realistas para no frustrarse.
- Comienza de manera gradual tus rutinas. Puedes con todo, pero no siempre con todo a la vez. Empieza las rutinas de sueño, comida, deporte, y obligaciones con un orden y de forma más suave para poder incrementar el nivel a medida que te sientas más motivado y estable.
- Tómate tiempo de descanso mental y físico. En el planning, deja un espacio para ti, para realizar una actividad que te produzca placer y te hagan sentir libre de cargas laborales.
- Cada mañana proponte una intención para ese mismo día. Llevar a cabo una intención diaria es muy útil para sentir que avanzamos en nuestros procesos y sentir satisfacción con nosotros mismos y nuestros proyectos de mejora.
Si sigues los tips mencionados, probablemente tu adaptación a la rutina sea más llevadera y productiva. Y en caso de que te sientas sobrepasado/a y necesites ayuda, no dudes en contactar conmigo, estaré encantada de acompañarte.