Inteligencia y control emocional. Las emociones son respuestas químicas de nuestro cuerpo ante determinados estímulos, ya sean externos, como es una situación que nos produce una emoción concreta por el significado que tiene para nosotros y como la percibimos, o internos, como puede ser un pensamiento y la creencia que tenemos sobre éste.
Nuestro organismo capta señales del ambiente, las procesa y da una respuesta en función de la necesidad que tengamos: huir, luchar, sentir placer, alegría…
Existen 6 tipos de emociones primarias (simples), que son a partir de las cuáles se forman las secundarias (o complejas), y cada una nos quiere indicar algo distinto.
Las emociones primarias son innatas, es decir, la cultura y la socialización pueden acentuarlas, pero sus componentes elementales están impresos en nuestros genes.
– Miedo: Nos avisa de un peligro. Las señales de alarma se extienden por todo nuestro cerebro, como por ejemplo en el hipotálamo, y después a todo nuestro cuerpo gracias al glutamato. Entonces la glándula suprarrenal segrega grandes cantidades de adrenalina y aumenta el azúcar en sangre por si en algún momento necesitáramos toda esa energía para luchar o huir.
– Alegría: Nos avisa de que acaba de ocurrir algo que nos acerca al logro de nuestros objetivos. En este caso se ven envueltas la dopamina, oxitocina, serotonina y endorfinas.
– Enfado/Ira: Ha ocurrido algo que nos bloquea, aleja, o similar, de nuestro objetivo. Los niveles bajos de serotonina se ven muy asociados a ésta.
– Tristeza: Acabamos de sufrir una pérdida que es importante para nosotros. Nos baja la energía para permitirnos pensar mejor. Suele ser en ese momento cuando nos hacemos las preguntas más trascendentales. Una disminución de la noradrenalina y la serotonina están involucradas en ella.
– Asco/Repudia: Tenemos delante algo que podría poner en peligro nuestra integridad física o mental. Puede ser comida, personas, ideologías, etc. Lo que hace es apartarnos de aquello que nos puede resultar dañino. Relacionado con la activación de la ínsula anterior.
– Sorpresa: Capta toda nuestra atención. Acaba de ocurrir algo delante que necesita que te fijes en ello para poder evaluarlo rápidamente. Así sabes si es positivo, y quieres/debes acercarte, o negativo, y debes alejarte o rechazarlo.
Controlar nuestras emociones no es tarea fácil, sobretodo si no se nos enseña desde pequeños.
La buena noticia de esto, es que puedes modificar de ti todo lo que no te haga bien, con esfuerzo y voluntad.
Con frecuencia las personas alegan “no poder controlarse” en lo que a emociones se refiere, sobretodo en aquellas que producen una sobreexcitación cerebral y se convierten en algo intenso, ya sea bueno o malo. Realmente no es que no puedas, es que todavía no sabes.
Para que eso ocurra, tendrás que desaprender lo que llevas ejecutando años, y aprender nuevas formas de controlar tus emociones, y que no sean ellas las que tomen el control de tu estado de ánimo y tus acciones.
Y nadie dice que esto sea sencillo.
Lo que hace que una emoción sea positiva o negativa no es necesariamente la sensación que nos produce, ya que, el enfado o la tristeza pueden ser muy adaptativos y mostrarnos un aprendizaje muy útil en momentos determinados si consigo manejarlas a mi antojo.
Entonces, ¿qué es la inteligencia emocional?
Pues bien, ésta es la capacidad de conocer, entender y gestionar tus propias emociones y las de la gente. Con esto último no quiere decir que tu responsabilidad sea que los demás se sientan de una forma u otra, sino que tus propias emociones y las de las personas de nuestro entorno guardan una gran relación.
La inteligencia emocional tiene dos partes fundamentales:
- El autoconocimiento, que hace referencia a la capacidad de conocer y etiquetar tus propias emociones de forma correcta. Lo que ayuda a definir mejor como te sientes tú y los demás.
- La autorregulación, que es la capacidad de decidir cuáles son las emociones que puedes experimentar, externalizar y divulgar, y cuáles son las que tienes que tratar de mejorar o controlar.
Los 3 niveles de inteligencia emocional más comunes y sobre los que podemos hacer referencia para saber el nivel de autoconocimiento y autorregulación serían:
- No ser consciente de las emociones que se tienen. A este grupo de personas, incluso cuando la están externalizando es probable que ni siquiera reconozcan la emoción que les lleva a determinada conducta. Ej. “Yo no estoy enfadado, ni te estoy chillando, es que hablo así”.
- Ser consciente de sus emociones a posteriori. Son conscientes después de realizar la acción, es decir, se dan cuenta de que, por ejemplo, se han puesto nerviosos, después de que haya pasado la emoción, sin éxito en la regulación.
- Ser capaz de gestionar sus emociones a medida que se van produciendo. “Me estoy alterando y soy consciente de ello”. Se dan cuenta y se regulan a tiempo, aceptan la situación y ponen en práctica estrategias útiles.
Para llegar al nivel 3, en caso de que no lo estés, hay que poner en práctica varios pasos antes de llegar al deseado manejo emocional.
Me gusta hacer referencia al Modelo de Habilidad de Mayer y Salovey que escogieron dos tipos, como son, la inteligencia intrapersonal, que se trata de mirar hacia dentro y saber en qué estado te encuentras, y la inteligencia interpersonal, que hace referencia a ser consciente de cómo se encuentran las personas que están a tu alrededor, sabiendo así cómo y cuándo se puede intervenir, persuadir, convencer…
Este modelo consta de 4 habilidades:
- Identificar o percibir emociones en uno mismo o en los demás.
- Utilizar adecuadamente las emociones.
- Comprender la información que éstas nos brindan. Cuál es la razón por la que ha surgido y qué me quiere decir.
- Manejar adecuadamente dichas emociones. Regular ese impacto emocional y que de esa forma, no sean ellas quienes controlen nuestras decisiones y actitudes.
Poner en marcha nuevos aprendizajes para dejar atrás aquellos que no nos han sido útiles y que, más que situaciones y relaciones positivas, nos han traído problemas, no es sencillo. Romper con tus creencias establecidas desde hace años es una tarea difícil y que lleva tiempo y esfuerzo, pero sin ningún tipo de duda, te puedo decir que el día que consigues dominar tus emociones, ya lo has ganado todo.
Una buena inteligencia emocional predice tu éxito personal y profesional.