¿Cuánto sabes sobre el amor?

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Hay un porcentaje alto de casos en consulta psicológica que vienen pidiendo ayuda para mejorar su relación de pareja.

Con frecuencia no comprenden por qué hay determinadas problemáticas y cómo resolverlas. Y es normal, porque por lo general, nadie nos explica cómo funciona esto del amor, o qué conceptos son erróneos y cuáles verdad, para poder crear una idea correcta sobre él y saber cómo quiero que me amen y cómo quiero amar yo.

Hay una frase que me parece muy acertada, y dice así: “El error se comete por falta de conocimiento”. Con esto no hablo de la equivocación de estar o no con una persona u otra, sino que ser conocedor, o no, de las bases sobre las que se asienta, en este caso, el amor, afectará a mis decisiones.

Tras descomponer el amor, Robert Sternberg, encontró tres componentes:

La pasión, que es la atracción física, el deseo, la excitación, las ganas insaciables de estar con esa persona, y que nos produce una alteración emocional intensa.

La intimidad, que se explica en este caso como un sentimiento de proximidad, cercanía, conexión. El vínculo que se genera con alguien con quien sientes apoyo y autorrevelación.

El compromiso, que hace referencia a la certeza de amar y ser amado en una relación a largo plazo. La estabilidad y la seguridad que proporciona y mantener ese amor.

La composición de los vértices del triángulo origina diferentes formas de amar, concretamente siete.

Estos tipos de amor, se explican con las diferentes combinaciones que se pueden hacer con los tres elementos.

Amor romántico: Intimidad + Pasión. Un buen ejemplo serían Romeo y Julieta. Se suele dar al principio de la relación, cuando todo es muy intenso y emocionalmente atrayente. Quieres pasar mucho tiempo con esa persona, exprimirla mucho y tu satisfacción en todo es estar con él/ella.

Amor compañero: Intimidad + Compromiso. Un buen ejemplo serían los matrimonios que no tienen pasión pero que se llevan bien y llevan juntos toda la vida. No tienen porqué ser problemáticos, pero suele haber resignación hacia la relación por ambas partes.

Amor fatuo: Compromiso + Pasión. Falta de entendimiento y comunicación. Suelen ser relaciones en las que hay idas y venidas, tienen mucha pasión y quieren estar juntos basándose en esa química pero no se aceptan bien, por lo que es común que haya quejas sobre los comportamientos de uno y del otro, así como muchas exigencias, y no saben cómo gestionar los problemas. Es el que más se ve en consulta. Muchas discusiones provocadas por su ego y los diferentes puntos de vista, que resuelven con pasión cuando se calman, pero no se saben comunicar entre ellos ni expresar necesidades, no hay entendimiento.

Amor consumado: Pasión + Intimidad + Compromiso. Cuando ambos tienen las tres bases fundamentales y las llevan a cabo se crea y mantiene una relación basada en el respeto, la aceptación, el apoyo mutuo, la comunicación y el amor sano, dejando apartado el ego propio, que es, sin ninguna duda, lo que dinamita la pareja.

Cualquier relación basada en un solo elemento, o incluso dos, es poco probable que se mantenga y dure, o por lo menos no de forma sana.

Por supuesto, las relaciones pueden empezar por uno de los componentes, como puede ser la intimidad, cuando nace una amistad y luego aparece la pasión y el compromiso, o comenzando con la pasión por la atracción hacia esa persona, y continuando con la intimidad y el compromiso.

Si solo tienen un elemento se conocen como:

Cariño: Un afecto íntimo y verdadero como ocurre en las relaciones de amistad, pero que no hay ni pasión ni compromiso de pareja.

Encaprichamiento: Lo conoceréis como el típico “amor a primera vista”, sin intimidad ni compromiso. Suele desaparecer cuando se sacian las ganas de estar con esa persona que tanto nos ha atraído al principio.

Amor vacío: Hay una unión de compromiso, pero la pasión y la intimidad no están. No sienten nada el uno por el otro. Puede crear conflictos porque al no haber tampoco intimidad, no sienten conexión con la otra persona, como tampoco apoyo o sensación de “hogar”. No sería lo mismo que el amor compañero.

Veo necesario tratar este tema por la falta de conocimiento que hay sobre el amor sano y lo que verdaderamente lleva a una relación satisfactoria y de plenitud.

Por desgracia, hay un porcentaje muy amplio de la población que asigna el concepto de estar enamorado a tener picos emocionales muy intensos, ya sean positivos o negativos.

Tener un amor fatuo es mucho más común de lo que se piensa. En el que se discute y se resuelve con sexo, y donde lo malo es muy malo y lo bueno muy bueno, de ahí el enganche emocional que se produce. Pero no, eso NO ES AMOR, es dependencia emocional.

La sociedad, la televisión, la publicidad, e incluso nuestro entorno en muchas ocasiones, nos inculca desde bien pequeños que lo intenso, aunque sea problemático, es lo que determina que estás enamorado o no. La frase de “me vuelve loco/a” como referencia ante alguien que te hace perder tu propio control, que te hace sentir algo tan placentero cuando está y tan doloroso cuando no, y que como te hace “sentir vivo”, no puedes desengancharte, es mentira.

Lo mismo pasa cuando no existen las emociones. La sensación de vacío se apodera de uno, el miedo a lo nuevo, la rutina, la baja autoestima creyendo que no encontraremos algo mejor, la opinión de los demás… y se vive anclado a algo que no nos hace felices.

Los extremos nunca nos llevan a buen puerto.

El amor sano es libre, es compasivo, cariñoso, da paz, acoge y ama. El amor sano es un hogar, no un campo de batalla sobre el que tengo que luchar para merecer mi puesto.

Se lucha con amor, no por amor.

¿Y tú, que tipo de amor tienes? ¿Coincide con el que quieres?

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