Somos conscientes de que a lo largo de nuestra vida hay momentos de subida y otros de bajada, situaciones que nos impulsan hacia una meta y otras que nos dificultan su logro. Cómo afrontemos aquellas en las que se nos presentan trabas influirá en la calidad de nuestra vida, y nuestra salud física y mental.
No siempre es sencillo encontrar el sentido de nuestra existencia, el propósito que queremos para nosotros mismos y hacia donde vamos a enfocarnos.
Cuando se llega a ese punto, mantener la entereza y la fuerza a pesar de las adversidades no es tarea fácil. La decisión de no dejarnos vencer, sobreponernos a ellas y adaptarnos a las circunstancias se llama resiliencia.
Ningún proceso, ya sea en referencia a las etapas vitales o a las emocionales, es lineal, por lo que a menudo nos encontraremos con circunstancias en las que lo que se espera, no es lo mismo que sucede.
Quedarnos estáticos y rígidos, conductual y emocionalmente frente a ello es sinónimo de derrota. Experimentar las emociones que nos invaden y utilizarlas para nuestro crecimiento será una de las claves más importantes para vencer lo que ocurra, mientras que victimizarnos durante un tiempo prolongado y no movernos de la posición inicial es un error, sobretodo porque ya no estás en la situación esperada y eso quiere decir que tendrás que modificar tu afrontamiento para que sea acorde a lo que está sucediendo delante de ti.
A medida que van transcurriendo acontecimientos en nuestra línea de la vida, en función de como decidamos encararlos, la calidad de ésta será mejor o peor.
Ser una persona resiliente requiere esfuerzo y ganas, dedicarle tiempo a enfocar los pensamientos y conductas en aquello que puede ser útil para nosotros a largo plazo.
La resiliencia es una forma de vida, no es algo que entrenas una sola vez y ocurre, por lo que si deseas ser resiliente deberás instaurarlo como una herramienta más dentro de ti.
Ahí van algunos tips útiles para poner en práctica y con ello ser más resilientes.
- Acepta la situación en la que te encuentras. La adversidad forma parte de la vida, y ser consciente y consecuente con ello te dará más libertad de la que crees a la hora de verlo todo bajo un prisma positivo para su afrontamiento. Solo se puede trabajar aquello que se acepta.
- Asume tu vulnerabilidad ante los hechos. Este paso es fundamental. Ahora mismo te está pasando algo que no esperabas, que no te agrada, te daña o te hace sentir desubicado/a, bloqueado/a, y no quiere decir que disminuya tu valentía o valor.Eres humano/a, tienes pleno derecho de sentirte desbordado/a y perdido/a. Asumir esto ayudará a que te permitas experimentar las emociones y servirá de impulso para trabajar lo que está ocurriendo a tu alrededor desde el amor propio y la compasión.
- Valida y trabaja tus emociones. Ocupar el papel de víctima hace que automáticamente renuncies a la opción de ser el protagonista de tu propia vida y la solución que puedes ponerle a la tesitura que atraviesas. Sé condescendiente contigo como lo serías con alguien cercano a quien quieres, permítete caer de vez en cuando sin dejar de lado la puesta en acción para mejorar y superar lo que ahora atraviesas.
- Céntrate en las soluciones. No te esfuerces en modificar lo que no está en tu mano, e invierte tiempo y esfuerzo en aquello que depende de ti. Invertir demasiada mente en lo que nos debilita y frustra no hará que las cosas funcionen mejor, ni fuera ni dentro de nosotros. No busques culpables o respuestas si no las vas a poder obtener o no va a ser adaptativo para lograr la meta que quieres.
- Comparte y pide ayuda. Apóyate en las relaciones con los que quieres. Comparte tus preocupaciones e incertidumbres y llevad a cabo una puesta en marcha de soluciones. La red de apoyo social es fundamental para sobrellevar las cargas que a veces nos depara la vida, y hacer partícipe a los demás de lo que necesitas de ellos les da la oportunidad de sentirse plenos ayudándote, y a ti de sentirte sostenido/a y amado/a.
“En la vida, el 10% es lo que te pasa, el 90% como te lo tomas y qué haces con ello.”